Santiago de Compostela es la capital administrativa, social y comercial de la Comunidad Autónoma de Galicia; una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su carácter multicultural y por ser meta de una milenaria ruta de peregrinación: el Camino de Santiago , que desde el siglo IX transformó este paraje del finis terrae en punto de encuentro de la fe y el pensamiento del mundo occidental.
En el casco histórico se concentra buena parte de los monumentos visitables. Sus principales calles –rúas do Franco, Vilar y Nova-, de origen medieval, son paralelas entre sí y conducen desde los alrededores de la plaza de O Toural hacia las plazas catedralicias del Obradoiro, das Praterías y da Quintana, respectivamente. El punto donde se alzaba una de las antiguas puertas de la muralla, Porta Faxeira, es el acceso natural desde el casco histórico a la Alameda. Este parque urbano, que se extiende entre la zona monumental, el Ensanche y el Campus Sur universitario, es además punto de partida de una interesante ruta por las zonas verdes compostelanas. Usted puede hacer aquí un viaje virtual.
La universidad de Santiago de Compostela es, desde hace más de 500 años, el eje rector de la educación de la ciudad y de la comunidad autónoma. Su fundación se remonta a 1495, fecha en que nacía el Estudio Viejo o de Gramática abierto por Lope de Marzoa en el monasterio de San Paio de Antealtares. Tras su fusión con el Colegio de Santiago Alfeo, fundado por el arzobispo Fonseca, vio aprobados sus primeros estatutos en 1555.
La Universidad es asimismo un activo programador cultural, que organiza un centenar de eventos anuales entre exposiciones, teatro, danza y cine.
La gastronomía de Compostela se ha convertido en otro punto culminante de la visita de los que aprecian el buen alimento y porciones abundantes. La ciudad ofrece todos sus productos frescos, recién desembarcados en los puertos o apenas salidos de la huerta, y los exhibe con orgullo en los inverosímiles bodegones que decoran los escaparates de bares, mesones y restaurantes.
Ante la mesa, el apetito mayor puede saciarse con un menú de tres platos, por un precio que puede incluir pan y bebida; las ganas de ‘picar’ responden más a una comida informal compuesta por ‘raciones’, es decir, fuentes de calamares, pulpo, tortilla, pimientos, ensalada, tablas de quesos o embutidos pensados para ser consumidos en grupo.
El estandarte de la buena mesa local lo llevan los crustáceos y los moluscos, grupo variopinto que todos llaman, simplemente, ‘marisco’. Mención aparte merece el pulpo a la gallega, es decir, cocido y bañado en pimentón y aceite de oliva.. El primer plato por excelencia es el caldo gallego, que esconde los milagros que obran juntos las patatas, alubias y grelos o berzas cocinados con unto, esa manteca de cerdo ahumada omnipresente en los platos de invierno. Compostela ha legado a la gastronomía gallega la llamada tarta de Santiago, que en sus 200 años de historia ha sabido combinar las proporciones justas de almendra molida, huevos, azúcar, mantequilla y pizcas de canela debajo de un manto de azúcar en polvo que dibuja la cruz del Apóstol. Si se quiere acabar la comida con quesos las opciones son muchas, porque Santiago está rodeada de buenos productores de quesos, como los de Arzúa-Ulloa, el de O Cebreiro, o el San Simón, puntiagudo y ahumado. Reina entre ellos el queso de tetilla, de sabor suave por su corta maduración, e inconfundible por su forma.
El riego lo aportan vinos procedentes de todos los rincones gallegos. El popular Ribeiro, de la rica zona vitícola de Ourense, es ligero y joven en su versión blanca, y cargado cuando es tinto. El remate natural de cualquier comilona son los aguardientes u orujos, que pueden tomar forma de licor de hierbas, licor café y muchas más. La caña es también la base de las queimadas, que ponen a arder el orujo con azúcar, cáscaras de naranja o limón y granos de café mientras se recita un conjuro contra los maleficios de meigas y trasnos.
Disfrute de una noche en Compostela caminando alrededor de la ciudad iluminada, cenando relajadamente, conversando mientras degusta algunas bebidas, asistiendo a un acontecimiento cultural o saliendo para tomar un vino y unas tapas en los lugares más populares. Siempre hay establecimientos abiertos y posibilidades culturales durante la noche. A diferencia de otras ciudades, aquí es normal salir a tomar algo incluso un domingo o un lunes. La calle nunca se abandona totalmente, porque Compostela nunca está totalmente dormida. Durante la noche en Compostela, usted no necesita un coche puesto que puede caminar fácilmente alrededor de la ciudad, y comprobar así que es muy agradable y seguro. Y eso es lo que lo hace la gente aquí: caminar de un lugar a otro, visitando varios cada noche. La ciudad y sus residentes le llevarán a conocerla. Hay muchas posibilidades para dar una vuelta por la ciudad.
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